junio 24, 2013

Prolapso de la Válvula Mitral

¿Qué es el prolapso de la válvula mitral (MVP)? El prolapso de la válvula mitral, también conocido como chasquido mitral, síndrome de Barlow, síndrome de globo mitral o síndrome de la válvula mitral fláccida, es el abultamiento de una o ambas aletas (valvas) de la válvula durante la contracción del corazón. Una o ambas valvas pueden no cerrarse bien, lo que permite que la sangre se filtre en un flujo retrógrado (regurgitación). Esta regurgitación puede ocasionar un soplo (un sonido anormal en el corazón debido a turbulencias en el flujo de sangre). La regurgitación o insuficiencia mitral (flujo sanguíneo retrógrado), si llega a presentarse, suele ser leve. El prolapso de la válvula mitral es la forma más común de enfermedad cardíaca valvular, y se observa en el 2% al 6% de la población. ¿Qué es la válvula mitral? La válvula mitral se encuentra entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo, y está formada por dos aletas. Normalmente, las cuerdas tendinosas (pequeñas "cuerdas" de tendón que conectan las aletas a los músculos del corazón) mantiene esas aletas bien cerradas durante la contracción del ventrículo izquierdo (sístole). En el MVP, las aletas se agrandan y se estiran hacia el interior, en dirección a la aurícula izquierda, y ese movimiento a veces produce un "chasquido" durante la sístole que induce el flujo retrógrado de sangre hacia el interior de la aurícula izquierda (regurgitación o insuficiencia). ¿Cuál es la causa del MVP? Si bien se desconoce la causa del MPV, se cree que hay cierta relación con factores hereditarios. A continuación se describen las formas primarias y secundarias del MVP. MPV primario El MVP primario se caracteriza por el engrosamiento de una o ambas aletas de la válvula. Otros efectos son fibrosis (cicatrización) de la superficie de la aleta, adelgazamiento o estiramiento de las cuerdas tendinosas y depósitos de fibrina en las aletas. La forma primaria de MVP se observa frecuentemente en personas con síndrome de Marfan u otras enfermedades del tejido conectivo, pero afecta mayormente a personas que no tienen otra forma de enfermedad cardíaca. MVP secundario En el MVP secundario, no se produce el engrosamiento de las aletas. El prolapso puede deberse a un daño isquémico (ocasionado por la disminución del flujo sanguíneo por enfermedad coronaria) a los músculos papilares que se insertan en las cuerdas tendinosas, u otros cambios funcionales en el miocardio. El MVP secundario puede ser consecuencia del daño a estructuras valvulares producido durante un infarto agudo de miocardio, una enfermedad cardíaca reumática o una miocardiopatía hipertrófica (cuando la masa muscular del ventrículo izquierdo del corazón es más grande de lo normal). ¿Cuáles son los síntomas del MVP? El prolapso de la válvula mitral puede ser asintomático. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes del MVP. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden variar según el grado de prolapso y pueden incluir: Palpitaciones Las palpitaciones (sensación de latido cardíaco irregular o rápido) son las quejas más comunes de los pacientes con MVP. Las palpitaciones generalmente están asociadas a contracciones ventriculares prematuras (los ventrículos laten antes del momento debido), pero también se han observado ritmos supraventriculares (ritmos anormales que comienzan por encima de los ventrículos). En casos poco frecuentes, los pacientes pueden tener palpitaciones sin que se observen disritmias (ritmo cardíaco irregular). Dolor en el pecho El dolor en el pecho asociado con el MVP, otra queja frecuente, es diferente del dolor en el pecho asociado con la enfermedad coronaria (la sensación es distinta, el factor desencadenante es otro y también varía la duración). Generalmente el dolor en el pecho no es una angina clásica, pero puede ser recurrente e incapacitante. Según la gravedad del filtrado hacia la aurícula izquierda durante la sístole (regurgitación o insuficiencia mitral), la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo pueden agrandarse, y esto se manifiesta a través de los síntomas de insuficiencia cardíaca. Entre ellos, debilidad, fatiga y dificultad para respirar. Los síntomas del prolapso de la válvula mitral pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos. Consulte siempre a su médico para obtener un diagnóstico. ¿Cómo se diagnostica el MVP? Las personas con MVP suelen ser asintomáticas, pero en un examen de rutina se puede percibir el clic o soplo. El MVP puede detectarse mediante una auscultación estetoscópica al oír el "clic" (que es el chasquido de las aletas estiradas entre sí durante la contracción) o un soplo. El soplo está ocasionado por el filtrado de sangre en retroceso al interior de la aurícula izquierda. Ese clic o soplo puede ser el único signo clínico. Además del examen y la historia clínica completa, los procedimientos para diagnosticar el MVP pueden incluir uno o más de los siguientes: Electrocardiograma (ECG) - examen que registra la actividad eléctrica del corazón, muestra los ritmos anormales (arritmias o disritmias) y detecta lesiones en el músculo cardíaco. Ecocardiograma (también llamada eco) - examen no invasivo que utiliza ondas sonoras para estudiar el movimiento de las cavidades y las válvulas cardíacas. Al pasar un transductor de ultrasonido sobre el corazón, el eco de las ondas sonoras crea una imagen en el monitor. La ecocardiografía es la prueba de diagnóstico que se usa con más frecuencia para detectar el MVP. En algunos casos en los que los síntomas son más graves, se pueden realizar otros procedimientos de diagnóstico. Entre ellos: Prueba de esfuerzo (generalmente con ECG; también llamada ECG en cinta rotativa o ECG de ejercicio) - examen que se realiza al paciente mientras éste camina en una cinta rotativa o pedalea en una bicicleta estática para observar el corazón durante el ejercicio. También se controla la respiración y los ritmos de presión de la sangre. Cateterismo cardíaco - con este procedimiento se toman rayos X tras inyectar una solución de contraste en una arteria con la finalidad de localizar los estrechamientos, las oclusiones y otras anomalías de arterias específicas. Asimismo, permite evaluar el funcionamiento del corazón y las válvulas. ¿Cómo se trata el MVP? El tratamiento específico de la enfermedad reumática del corazón será determinado por su médico basándose en lo siguiente: su estado general de salud y sus antecedentes médicos la gravedad de la enfermedad sus signos y síntomas su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias sus expectativas para la evolución de la enfermedad su opinión o preferencia En general, no se requiere tratamiento dado que el MVP no suele ser un trastorno grave. Se recomiendan controles periódicos con un médico. Las personas con alteraciones rítmicas pueden necesitar tratamiento con betabloqueantes u otros medicamentos para controlar las taquicardias (ritmos cardíacos rápidos). En la mayoría de los casos, la limitación de estimulantes como la cafeína y los cigarrillos es suficiente para controlar los síntomas. En pacientes con fibrilación auricular o agrandamiento grave de la aurícula izquierda, puede recomendarse tratamiento con anticoagulantes, como la aspirina o la warfarina (Coumadin®). Es importante que las personas que tienen síntomas de mareos o desmayos mantengan una hidratación (volumen de líquido en los vasos sanguíneos) adecuada con abundante consumo de líquidos y sal. Las medias de descanso pueden ser beneficiosas. Si la regurgitación o insuficiencia mitral grave es consecuencia de una valva mitral flexible, o si se produce la ruptura de las cuerdas tendinosas o un estiramiento excesivo de la válvula, podría indicarse la reparación quirúrgica. ¿Cuál es el pronóstico del MVP? Este trastorno generalmente es inofensivo y no acorta la expectativa de vida del paciente. Se recomienda la adopción de conductas que lleven a un estilo de vida saludable y ejercicio regular.

Enfermedad valvular: preocupa a la salud pública

por: PR Partners/Redacción Fuente: esmas.com Se ha comprobado que esta enfermedad se desarrolla con la edad y los hábitos cotidianos Millones de adultos estadounidenses padecen enfermedad moderada a grave de las válvulas cardíacas a consecuencia del envejecimiento. La fiebre reumática que antes era la principal causante de enfermedades valvulares y constituía también un gran problema de salud pública, incluso a mediados del siglo XX, ya no es una preocupación mayor, gracias a la terapia con antibióticos y a mejores estándares de vida. "Las enfermedades valvulares constituyen un problema de salud pública debido a que aumenta la proporción de personas que envejecen en la población", indica el doctor Vuyisile Nkomo, cardiólogo y autor principal del estudio. "Este estudio demuestra que las enfermedades valvulares aumentan en forma importante con la edad. Esto representa un paso importante hacia la comprensión de la magnitud actual de la carga de las enfermedades cardíacas y su contribución al deterioro de la salud con el envejecimiento". Los médicos han sospechado este aumento en las enfermedades valvulares, pero es la investigación realizada por una clínica reconocida el primer estudio exhaustivo que considera datos de la población general y de la comunidad. Los datos de la población general presentan información sobre muestras sistemáticas de individuos con el fin de revelar tendencias; mientras que los datos de la comunidad, en este caso del condado de Olmsted, brindan información sobre las personas a quienes ya se les ofreció atención médica para su enfermedad. Los investigadores usaron datos de los ecocardiogramas de la población general de 11.911 participantes en tres estudios de población financiados por el Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre: el Estudio sobre riesgo de desarrollar enfermedad coronaria en jóvenes (CARDIA), el Estudio sobre riesgo para ateroesclerosis en comunidades (ARIC) y el Estudio sobre salud cardiovascular (CHS). Los investigadores también analizaron datos de adultos del condado de Olmsted, a quienes se los evaluó mediante ecocardiogramas bajo indicación clínica. En los estudios de la población general, la prevalencia de adultos diagnosticados con enfermedad valvular moderada o grave aumentó con la edad, de 0,7 por ciento entre las personas de 18 a 44 años, a 13,3 por ciento entre los de 75 ó más años de edad. El cálculo proyectado a nivel nacional, en base a la edad y distribución por sexo del censo poblacional estadounidense del 2000, es 2,5 por ciento para adultos; es decir, casi cinco millones de personas. En el condado de Olmsted, el 1,8 por ciento (ajustado según las cifras del censo estadounidense) de adultos fue diagnosticado con enfermedad valvular y la prevalencia también aumentó con la edad, desde 0,3 por ciento para el grupo comprendido entre los 18 y 44 años, al 11,7 por ciento para aquellos de 75 años o más. Es importante notar que la prevalencia de enfermedad valvular fue similar en la población; pero en la comunidad, la enfermedad valvular se diagnosticó menos entre mujeres, lo que sugiere un posible prejuicio por el sexo de la persona, además de la necesidad de estudiarlo más a fondo, señala el Dr. Nkomo. "Los resultados de este estudio no son triviales. En vista del crecimiento y envejecimiento de la población, predecimos que se duplicará la cantidad de pacientes estadounidenses con enfermedad valvular en los próximos 20 años", acota el doctor Maurice Enríquez-Sarano, coautor y también cardiólogo. Se realiza un ecocardiograma (prueba no invasiva que usa ondas de sonido para crear una imagen móvil del corazón) a fin de evaluar los soplos o las causas para la falta de aire, dolor en el pecho e insuficiencia cardiaca, y es ideal para detectar o confirmar enfermedades valvulares, explica el Dr. Nkomo. La referencia a las enfermedades valvulares como asesinos silenciosos, se debe en parte a que la persona puede tener una grave enfermedad valvular sin presentar síntomas, y podría tomar algún tiempo para que se presente una insuficiencia cardiaca. "Cuando los médicos diagnostican enfermedad valvular en los viejos, debatimos para realizar las intervenciones quirúrgicas por los riesgos", añade el Dr. Nkomo. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los resultados de la cirugía cardiaca para enfermedades valvulares han mejorado mucho, especialmente entre los ancianos, dice el Dr. Enríquez-Sarano, señalando a la investigación de publicada en la edición de Circulation correspondiente a julio. Si bien los pacientes ancianos que se someten a cirugía corren mayores riesgos en la operación, también se benefician de la intervención quirúrgica tanto como los pacientes jóvenes; además los riesgos operatorios entre los pacientes ancianos en el período de 16 años que tomó el estudio disminuyeron considerablemente, comenta el Dr. Enríquez-Sarano. "Esperamos que nuestros datos generen futuras investigaciones para desentrañar la razón por la que algunas personas presentan enfermedad valvular con el envejecimiento y otras no", indica. "Asimismo, pese a que levantamos inquietudes sobre el resurgimiento de las enfermedades valvulares, existen tratamientos excelentes ya establecidos y se realizan enormes esfuerzos para encontrar maneras que impliquen menor invasión para tratar las enfermedades valvulares, así como para descubrir nuevos tratamientos a fin de prolongar y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por enfermedades valvulares".