septiembre 17, 2020

Prevalencia e impacto de las comorbilidades en pacientes con esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, de origen inflamatorio y degenerativo, del sistema nervioso central. Se caracteriza en la mayoría de los casos por la aparición de manera recurrente de brotes de déficit neurológico focal, que con el tiempo puede tornarse progresivo. Dado el carácter crónico de la enfermedad, los pacientes pueden presentar enfermedades adicionales (comorbilidades), que impactan de diferentes maneras en la historia natural de la enfermedad y en su tratamiento. Un reciente estudio ha resumido la evidencia disponible respecto a la influencia de las comorbilidades en la historia natural de la esclerosis múltiple, ya que estos pacientes tienen un riesgo mayor que la población general de desarrollar comorbilidades tanto agudas como crónicas. Se ha demostrado que las comorbilidades pueden retrasar el diagnóstico de esclerosis múltiple después del inicio clínico, incrementar la tasa de brotes y aumentar la tasa de acumulación de la discapacidad. Las comorbilidades también influyen en aspectos relacionados con la elección del tratamiento y la adhesión terapéutica. Finalmente, las comorbilidades también aumentan la tasa de mortalidad y la calidad de vida de los pacientes con esclerosis múltiple. Según los autores, el cribado, el diagnóstico y el tratamiento de las comorbilidades son un aspecto clave del cuidado de los pacientes con esclerosis múltiple para mejorar su pronóstico a largo plazo en cuanto a discapacidad, calidad de vida y mortalidad.[Rev Neurol 2020; 71: 151-8]Cárdenas-Robledo S, Otero-Romero S, Montalban X, Tintoré M

Factores de riesgo de deterioro mental en la mediana edad

Un estudio reciente sugiere que las habilidades de pensamiento podrían estar en riesgo de deteriorarse en la mediana edad si se es fumador habitual o si se padece hipertensión o diabetes. Estos factores de riesgo se asocian con unas mayores probabilidades de deterioro cognitivo incluso a lo largo de un período de solo cinco años. Los investigadores recogieron datos de 2.675 personas de mediana edad (edad media: 50,2 ± 3,6 años), un 57% de ellas de sexo femenino y un 45% negros, cuya memoria y capacidad mental se evaluó al inicio del estudio y cinco años más tarde. Al inicio, un 31% sufría hipertensión, un 11% diabetes mellitus, un 43% obesidad, un 9% hipercolesterolemia y un 15% eran fumadores habituales. A los cinco años, un 5% de los participantes mostraban deterioro mental, entre ellos un 7,5% de las personas con hipertensión, un 10% de las que tenían diabetes y casi un 8% de los fumadores. Tras tomar en cuenta la edad, la raza, el nivel educativo y otros factores, los fumadores tenían un 65% más de probabilidades de presentar un deterioro mental acelerado. Los que sufrían hipertensión presentaban un 87% más de probabilidades, y los que tenían diabetes presentaban un riesgo 2,45 veces mayor. No se observó una asociación de la obesidad o la hipercolesterolemia con un riesgo más elevado de deterioro cognitivo. Según los autores, la mayoría de los esfuerzos de salud pública se enfocan en los adultos mayores, pero el estudio sugiere la necesidad de observar el rendimiento cognitivo durante toda la vida de una persona.[Neurology 2020; 95: e839-46]Yaffe K, Bahorik AL, Hoang TD, Forrester S, Jacobs DR Jr, Lewis CE, et al.

Factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer

Una revisión sistemática y metaanalítica de investigadores chinos ha sugerido que diez factores podrían afectar el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer. Enfocarse en esos factores podría ayudar a desarrollar directrices para prevenir este trastorno neurodegenerativo. Los investigadores revisaron 243 estudios prospectivos observacionales y 153 ensayos controlados aleatorizados, a través de los cuales 104 factores modificables y 11 intervenciones se incluyeron en el metaanálisis. Los investigadores concluyeron que diez sugerencias cuentan con unas evidencias firmes que las respaldan. Incluyen alcanzar el nivel educativo más alto posible a principios de la vida, participar en actividades que estimulen la mente, como la lectura, y evitar la diabetes, el estrés, la depresión, los traumatismos craneoencefálicos y la hipertensión en la mediana edad. Nueve sugerencias más contaban con el respaldo de menos evidencias: entre ellas, hacer ejercicio, tener un sueño de buena calidad de manera regular, mantener un peso corporal sano y una buena salud cardíaca, no fumar y obtener vitamina C de la dieta. Dos intervenciones no se recomendaron: la terapia de reemplazo de estrógenos y los inhibidores de la acetilcolinesterasa. Aunque esas sugerencias tengan sentido, los investigadores señalaron que seguirlas no garantiza la prevención de la enfermedad de Alzheimer. [J Neurol Neurosurg Psychiatry 2020; Jul 20. [Online ahead of print]]Yu JT, Xu W, Tan CC, Andrieu S, Suckling J, Evangelou E, et al.