agosto 17, 2013

Electroencefalograma

Es un examen para medir la actividad eléctrica del cerebro.

Forma en que se realiza el examen

Las células del cerebro se comunican entre sí produciendo pequeñas señales eléctricas, llamadas impulsos.
Un EEG ayuda a medir esta actividad. El examen lo realiza un técnico especialista en electroencefalografías en un consultorio médico, en un hospital o en un laboratorio.
A usted se le pide acostarse boca arriba sobre una cama o en una silla reclinable.
A usted le colocan discos metálicos planos, llamados electrodos, en el cuero cabelludo, los cuales se sostienen en su lugar con una pasta adhesiva. Los electrodos van conectados por medio de cables a un amplificador y a una grabadora.
La grabadora convierte las señales eléctricas en patrones que se pueden observar en una computadora. Esto luce como un montón de líneas ondeadas.
Es necesario que usted permanezca inmóvil y con los ojos cerrados durante el examen, debido a que el movimiento puede cambiar los resultados. Sin embargo, es posible que se le solicite hacer ciertas cosas durante el examen, como respirar profunda y rápidamente durante algunos minutos o mirar hacia una luz muy brillante y centellante.

Preparación para el examen

Lávese el cabello la noche anterior al examen. No se aplique ningún tipo de aceites, lacas ni acondicionadores en el cabello antes del examen. Si usted tiene un entretejido de cabello, tal vez necesite preguntarle al médico o al personal de enfermería para que le den instrucciones especiales.
Es posible que el médico le solicite que deje de tomar algunos medicamentos antes del examen, pero no cambie ni suspenda ningún medicamento sin consultarlo antes. Lleve consigo una lista de los medicamentos.
Evite todos los alimentos y bebidas que contengan cafeína durante ocho horas antes del examen.
Algunas veces, es necesario dormir durante el examen, de manera que se le puede solicitar que duerma menos la noche anterior. Si se le solicita dormir lo menos posible antes del examen, no coma ni beba nada que contenga cafeína, bebidas energizantes u otros productos que lo ayuden a mantenerse despierto.

Lo que se siente durante el examen

Los electrodos se pueden sentir pegajosos y extraños sobre el cuero cabelludo, pero no deben causar ninguna otra molestia. Usted no debe sentir ninguna molestia durante el examen.

Razones por las que se realiza el examen

El EEG se utiliza para observar la actividad cerebral y puede ayudar a diagnosticar convulsiones. También se puede emplear para diagnosticar o vigilar las siguientes afecciones:
El EEG también se usa para:
  • Evaluar problemas con el sueño (trastornos del sueño).
  • Investigar períodos de pérdida del conocimiento.
  • Monitorear el cerebro durante una cirugía cerebral.
El EEG puede realizarse para mostrar que el cerebro no tiene ninguna actividad, en el caso de alguien que esté en un coma profundo. Asimismo, puede servir cuando se trata de determinar si alguien tiene muerte cerebral.
El EEG no puede utilizarse para medir la inteligencia.

Valores normales

La actividad eléctrica del cerebro tiene un cierto número de ondas por segundo (frecuencias) que son normales para niveles diferentes de conciencia. Por ejemplo, las ondas cerebrales son más rápidas cuando uno está despierto y más lentas cuando uno está durmiendo.
Hay también patrones normales para estas ondas. 

Significado de los resultados anormales

Los resultados anormales en un EEG pueden deberse a:
  • Sangrado anormal (hemorragia).
  • Una estructura anormal en el cerebro (como un tumor cerebral).
  • Problemas de atención.
  • Tejido muerto debido a un bloqueo del suministro de sangre (infarto cerebral).
  • Alcoholismo o drogadicción.
  • Traumatismo craneal.
  • Migrañas (en algunos casos).
  • Trastornos convulsivos (como epilepsia o convulsiones).
  • Trastorno del sueño (como narcolepsia).
  • Inflamación del cerebro (encefalitis).
Nota: un EEG normal no significa que no ocurrió una crisis epiléptica.

Riesgos

El procedimiento es muy seguro. Sin embargo, las luces centelleantes o la respiración rápida ( hiperventilación) requeridas durante el examen pueden desencadenar convulsiones en aquellas personas con trastornos convulsivos. El médico que lleva a cabo la electroencefalografía está capacitado para cuidar de uno si esto sucede.
Puede ser difícil quitar el pegante del cabello, pero éste debe salir después de unas cuantas lavadas con champú común.

Nombres alternativos

Examen de las ondas cerebrales; Electroencefalografía (EEG)

Referencias

Trescher WH, Lesser RP. The Epilepsies. In: Bradley WG, Daroff RB, Fenichel GM, Jankovic J, eds. Neurology in Clinical Practice. 5th ed. Philadelphia, Pa: Butterworth-Heinemann; 2008:chap 71.
Krumholz A, Wiebe S, Gronseth G, et al. Practice parameter: evaluating an apparent unprovoked first seizure in adults (an evidence-based review): report of the Quality Standards Subcommittee of the American Academy of Neurology and the American Epilepsy Society. Neurology. 2007;69(21):1991-2007.
Woo Lee J, Khoshbin S. Clinical neurophysiology and electroencephalography. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, et al, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2008:chap 75.

Actualizado: 2/16/2012

Versión en inglés revisada por: Luc Jasmin, MD, PhD, Department of Neurosurgery at Cedars-Sinai Medical Center, Los Angeles, and Department of Anatomy at UCSF, San Francisco, CA. Review provided by VeriMed Healthcare Network. Also reviewed by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, A.D.A.M., Health Solutions, Ebix, Inc.
Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.

agosto 15, 2013

EPIDEMIOLOGIA DEL CANCER EN CHILE

Boletin Esc. de Medicina, P.Universidad Católica de Chile 1994; 23: 45-49

EPIDEMIOLOGIA DEL CANCER EN CHILE

Dr. Gonzalo Valdivia Cabrera, Instructor Departamento de Salud Pública

Dr. Gabriel Bastías Silva Becado, Departamento de Salud Pública


La transición demográfica experimentada en nuestro país en los últimos años ha modificado nuestro perfil epidemiológico. Han aparecido problemas de salud de curso crónico, con períodos de incubación prolongados y asociados a la exposición de los llamados factores de riesgo (1). En el año 1991, las tres primeras causas de muerte en nuestro país correspondieron a enfermedades agrupadas en el rubro de las crónicas no transmisibles. Los tumores malignos (códigos 140-208 de la clasificación internacional de enfermedades) ocuparon el segundo lugar, procedidos sólo por las enfermedades del aparato circulatorio, posición que mantienen desde hace dos décadas (2). El año 1960 el cáncer ocupó el quinto lugar como causa de muerte de la población general. En 1945 el porcentaje de muertes debidas a cáncer fue 4,1% respecto del total de defunciones, el año 1991 subió a 19,5% y se estima que para el año 2.000 alrededor del 25% de las muertes se deberán a esta causa (3).
MAGNITUD DEL PROBLEMA
Mortalidad: en 1991, 14.412 defunciones fueron por cáncer, correspondiendo el 50,3% al sexo masculino y 49,7% al femenino. La mortalidad por cáncer muestra un comportamiento similar en ambos sexos, con tasas bajas hasta la cuarta década de la vida, a partir de la cual se produce un aumento exponencial, más acentuado en el sexo masculino, hasta alcanzar los valores máximos en los individuos mayores de 65 años, según se observa en la Figura 1. El perfil de mortalidad según sexo presenta algunos hechos de importancia (Figura 2). La mortalidad por cáncer digestivo es de alta frecuencia en ambos sexos. El cáncer de vesícula y vía biliar extrahepática es particularmente importante en la mujer. Es relevante, además, la mortalidad derivada del cáncer de tráquea, bronquios y pulmón para ambos sexos. El cáncer ginecológico representa el 27% del total de muertes en la mujer. Alrededor del 80% de esta mortalidad está dada por cáncer cérvicouterino y de la mama. El cáncer de la próstata ocupa el tercer lugar como causa de muerte por neoplasia en el varón. Los tumores hematológicos representan una causa importante de muerte por cáncer en ambos sexos.
Morbilidad: nuestro país no cuenta con un registro específico de morbilidad por cáncer. Algunas localizaciones tumorales tienen el carácter de enfermedad de notificación obligatoria (mama, cuello uterino), pero los registros son cualitativamente deficientes, por lo que se desconoce la incidencia de la enfermedad. No obstante, mediante procedimientos matemáticos es posible estimarla en base a algunos parámetros. Estas estimaciones arrojan las cifras que se muestran en laTabla 1.
La información sobre egresos hospitalarios se utiliza como indicador de morbilidad, pese al sesgo que puede tener la información proveniente de población hospitalizada. En 1991 se registró un total de 1.387.654 egresos hospitalarios, de los cuales 36.394 (2,6%) correspondieron a egresos por neoplasias malignas de cualquier localización. Esta cifra corresponde a una tasa de egresos por tumores malignos de 2,7 por 1.000 habitantes. La distribución de los egresos por tumor maligno según sexo muestra un 56% en el sexo femenino y 44% en el masculino. Las cinco primeras localizaciones tumorales que determinaron egresos hospitalarios se consignan en la Tabla 2 (Minsal, 1991).
Años de vida potencialmente perdidos. Este indicador intenta identificar aquellas enfermedades que causan muchas muertes en individuos muy jóvenes, con pérdida de años productivos. Se construye con la suma algebraica de los años que habrían vivido todos los individuos muertos prematuramente, si hubieran llegado a la edad esperada de muerte (esperanza de vida). Los tumores malignos determinaron un total de 33.095 años de vida en la región metropolitana, representando el 18,7% del total de años de vida potencial pendidos por todas las causas (6).
TENDENCIA DE LA MORTALIDAD POR CANCER EN CHILE
En forma global, la mortalidad por cáncer en Chile ha mantenido un aumento relativamente constante a lo largo de los años, al comparar las tasas ajustadas por edad. Durante los últimos 35 años se observa una sobremortalidad del sexo masculino en todas las edades de la vida, correspondiendo las tasas más altas a sujetos mayores de 65 años de edad en ambos sexos. La tendencia muestra que esta distribución por edad se mantiene, aun cuando la magnitud de las tasas es decreciente en todas las edades. A nivel de países americanos, Chile ocupa una situación intermedia en cuanto a tasas de mortalidad. En este análisis conviene separar el comportamiento de algunas localizaciones particulares.
Cáncer gástrico
Históricamente, Chile ha tenido una de las tasas de mortalidad más altas del mundo por esta causa (tercer lugar en 1988), la que ha disminuido de 35,8 (1960) a 18,94 (1991), determinando una reducción de 37% en 30 años. Aun cuando afecta indistintamente a ambos sexos, el sexo femenino presenta tasas inferiores en todas las edades de la vida. Este comportamiento no puede ser explicado sólo por avances en el diagnóstico precoz ni por mejores tratamientos de la enfermedad. Se sugiere que cambios en la conducta nutricional y fenómenos ambientales se relacionarían con esta tendencia. Las regiones del país que exhiben las tasas más bajas son la I,II,III y XI regiones, mientras que la más alta corresponde a la IX región. La XII región es la que ha experimentado un descenso más acentuado en sus tasas de mortalidad por esta causa en los últimos 10 años. Estimaciones basadas en modelos exponenciales proyectan una tasa de mortalidad de 9,6 por 100.000 habitantes para el cáncer gástrico el año 2.000.
Cáncer de vesícula y vía biliar intrahepática
Su gradual y sostenido incremento en nuestro país (3,8 muertes por 100.000 hab. en 1970 y 10,9 muertes por 100.000 hab. en 1991) hizo sospechar un problema de sobrerregistro por inadecuada localización del tumor primario. Sin embargo, actualmente la evidencia al respecto confirma la tendencia ascendente, especialmente en el sexo femenino. Señalemos que ésta es una de las localizaciones con mayor sobremortalidad femenina del total de cánceres (tres veces mayor en el sexo femenino). Todas las regiones del país muestran incrementos importantes en el período señalado. Este comportamiento tiene un origen multicausal y entre las variables que supuestamente participan en su génesis deben señalarse aspectos nutricionales, genéticos, asociación con litiasis vesicular (de alta prevalencia en nuestro país), bacteriológicos, utilización masiva de anticonceptivos hormonales, fluctuaciones en las tasas de colecistectomías observadas en este período, etcétera. El envejecimiento poblacional progresivo observado en nuestro país explica sólo el 20% del incremento observado. Este tipo de tumor es casi inexistente antes de los 45 años, aumentando a partir de esa edad, con las mayores tasas en el grupo mayor de 65 años. La Figura 3resume la tendencia de algunos cánceres del tracto digestivo.
Cáncer del pulmón
La tasa de mortalidad por cáncer de tráquea, bronquios y pulmón tiende lenta y progresivamente al aumento en nuestro país. La tasa de mortalidad por esta causa fue 7,7 por 100.000 habitantes en 1970 y 11,68 por 100.000 habitantes en 1991 (incremento del 52%). Este hecho está vinculado principalmente al consumo de tabaco, así como a factores de riesgo tales como exposición a radiaciones y contaminantes ambientales, contacto con algunos productos químicos y lesiones pulmonares preexistentes. La mortalidad por esta causa aumenta a lo largo de la vida (Figura 4), observándose sobremortalidad masculina en todas las edades. Sin embargo, esta relación, que en 1970 era de 7 a 1, actualmente es de 4 a 1, lo que señala una modificación diferenciada en los estilos de vida de hombres y mujeres. La distribución geográfica de las muertes por este tipo de tumor señala zonas de mayor riesgo epidemiológico en nuestro país, particularmente la primera y segunda regiones. Como explicación a este fenómeno se han propuesto influencias medioambientales y ocupacionales. Proyecciones conservadoras estiman un total de 12.000 muertes anuales por esta causa para el año 2.030 en Chile.
Cáncer cérvicouterino y de mama
La tendencia de las tasas de mortalidad por cáncer de cuello uterino se ha mantenido estable en los últimos 30 años. Tal situación muestra variaciones al evaluar las tendencias por grupos de edad. La tasa de mortalidad es superior en la mujer de 65 y más años, experimentando en el período un incremento del 46%. La situación para grupos de edad más jóvenes es distinta, con tasas de menor magnitud que se han mantenido estables en 30 años (Figura 5). Entre los factores relacionadas con el desarrollo de esta neoplasia es conveniente señalar hábitos sexuales (precocidad en el inicio de la actividad sexual, promiscuidad de la mujer o su pareja), hábitos de higiene e infecciones ginecológicas, entre los más importantes. En Salud Pública, el cáncer cérvico uterino es un buen ejemplo de la utilidad que puede tener un enfoque centrado en la prevención secundaria (diagnóstico precoz), siendo la prevención primaria, en este caso, de menor rendimiento. En cáncer de mama se observa un incremento en los últimos 30 años de 7,5 muertes por 100.000 mujeres a 12,1 muertes por 100.000 mujeres, fenómeno difícil de explicar dada la naturaleza multifactorial de este cáncer.
Cáncer testicular y de la próstata
Ambas localizaciones determinaron en conjunto el 10% de las muertes por tumores malignos en el sexo masculino durante el año 1991. La preeminencia del cáncer de próstata (9% de todas las muertes masculinas) no permite descuidar la vigilancia del cáncer testicular, que exhibe una tendencia hacia el incremento en las tasas de mortalidad desde el año 1960 hasta el año 1980, con un leve descenso en la década de los 90. La caracterización de las neoplasias malignas genitales en el varón por grupos de edad permite observar que la mortalidad del grupo de 0 a 45 años está dada fundamentalmente por el cáncer testicular, edad a partir de la cual el cáncer de próstata comanda la mortalidad de este grupo de tumores (Figura 6).
TAMIZACION O SCREENING
El desarrollo científico y tecnológico en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad neoplásica ha determinado un importante impacto en la supervivencia y calidad de vida del individuo enfermo, pero no ha logrado modificar sustancialmente el riesgo de muerte a nivel poblacional. Esta razón constituye el incentivo más poderoso para insistir en las instancias preventivas como estrategia para el eficiente control de este grupo de enfermedades. Se estima que un 25% del total de muertes por neoplasias malignas en Chile es prevenible, ya sea por corresponder a tumores susceptibles de prevención primaria (principalmente los asociados al hábito de fumar), o de pesquisa y tratamiento precoz (cáncer de cuello uterino, cáncer de mama). La utilización de pruebas en programas de tamización es una herramienta útil para la selección de población con mayor riesgo de enfermedad neoplásica y probablemente la de mayor rendimiento si se intenta disminuir la mortalidad debida a cánceres prevenibles. Su utilidad depende de un conjunto de factores, algunos de los cuales son propios de la prueba a utilizar (sensibilidad y especificidad de la prueba), otros dependientes de la frecuencia de la enfermedad en la población (valor predictivo positivo y negativo) y a condiciones técnicas de aplicación (aceptabilidad). Por definición, estas pruebas no son diagnósticas y deben ser complementadas con exámenes de mayor especificidad.
Algunas localizaciones permiten que la sospecha diagnóstica sea posible sin el uso de tecnología complementaria. En estos casos, el diagnóstico depende, además de la sospecha epidemiológica, de un completo examen físico. Tal es el caso de los cánceres de la piel, próstata, recto, tiroides, mama, partes blandas, cavidad oral y testículo. Casi todas estas localizaciones permiten el autoexamen, que en muchos casos se convierte en la prueba tamización de elección (mama). Otros tumores exigen la realización de algunos procedimientos relativamente complejos, destacando el caso de la citología cervical o examen de Papanicolau, que es de alta sensibilidad, alta especificidad y aparentemente bien tolerado.
PROGRAMA DE CANCER
En nuestro país, el Ministerio de Salud ha definido tres niveles de intervención prioritarios:
Prevención primaria: programa para la prevención y el control del hábito de fumar. Incluye legislación, educación y difusión de información. Desde 1985 el Ministerio de Salud promueve actividades antitabaco y en años recientes se han incorporado a este esfuerzo numerosas organizaciones no gubernamentales.
Prevención secundaria: programa de pesquisa y control del cáncer cérvicouterino, que intenta disminuir la mortalidad por este cáncer mediante el diagnóstico precoz. Este programa se inicia el año 1966, pero sólo en 1987 se organiza como programa con metas, objetivos y estrategias. A partir de esa fecha, y coincidiendo con la iniciación de un programa piloto en los Servicios de Salud de la Región Metropolitana, se produce una mejoría sustancial del programa. No obstante, el problema fundamental de la baja cobertura de toma de examen de Papanicolau en población femenina beneficiaria de este sistema.
Prevención terciaria: programa Nacional de Quimioterapia que intenta garantizar el tratamiento para aquellos tipos de cáncer en los cuales la quimioterapia es altamente efectiva y donde hay protocolos estandarizados. El año 1988 se implementa este programa desde el Ministerio de Salud, centralizando los recursos financieros para la población beneficiaria del SNSS.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Banco Mundial. Informe sobre el desarrollo Mundial. Invertir en Salud . 1993.
2. Berríos X.Pierotic M. Moraga V. Aspectos epidemiológicos del cáncer en Chile. Bol Esc Med P Univ Catol Chile, 17(4):13-21, 1987.
3. Ministerio de Salud. Proyección de Morbilidad y Mortalidad en Chile al mediano plazo.1983.
4. Instituto Nacional de Estadísticas. Anuarios de Demografía.1955- 1991.
5. Ministerio de Salud. Estadísticas de Egresos Hospitalarios.Chile,1991,
6. Secretaría Regional Ministerial de Salud Región Metropolitana. Indicadores de Atención de Salud, Región Metropolitana. 7(3), 1992.
7. Amigo H., Borghesi L. Situación en Chile de algunos tumores del tracto gastrointestinal. Cuademos Médico Sociales, XXXXIII (4):55-61,1992.
8. Sepúlveda C. Prado R. Programa de cáncer cérvicouterino en Chile. Fundamentos epidemiológicos para un programa de pesquisa.Rev Chil Cancer 2:77-83,1992.
9. Ministerio de Salud. División de Programas. Programa de Cáncer. 1992.

Prostaglandinas y oxitócicos

Prostaglandinas y oxitócicos

Las prostaglandinas y los oxitócicos se utilizan para inducir el aborto o inducir o incrementar el parto y minimizar la hemorragia de la placenta. A este grupo pertenecen la oxitocina, la carbetocina, la ergometrina y las prostaglandinas. Todas inducen contracciones uterinas con un grado variable de dolor, según la fuerza de las contracciones inducidas.
INDUCCIÓN DEL ABORTO. El gemeprost, administrado por vía vaginal en forma de comprimidos vaginales, es la prostaglandina preferida para la inducción médica del aborto terapéutico tardío. El gemeprost madura y ablanda el cuello uterino antes del aborto quirúrgico, sobre todo entre las primigrávidas. La prostaglandina misoprostol se administra por vía oral o vaginal para inducir el aborto terapéutico [indicación no autorizada]; el uso intravaginal fomenta la maduración del cuello uterino antes del aborto quirúrgico [indicación no autorizada]. Hoy apenas se utiliza la dinoprostona por vía extraamniótica.
El pretratamiento con mifepristona (sección 7.1.2) puede facilitar el aborto terapéutico, pues sensibiliza el útero frente a la administración posterior de una prostaglandina y, en consecuencia, el aborto ocurre antes y con una dosis más baja de la prostaglandina.
INDUCCIÓN Y AUMENTO DEL PARTO. La dinoprostona se suministra en comprimidos vaginales, y geles vaginales para la inducción del parto. La solución intravenosa se utiliza poco; se asocia con más efectos adversos.
Directriz NICE (inducción del parto). NICE ha recomendado (junio de 2001) lo siguiente:
• Es preferible la dinoprostona a la oxitocina para inducir el parto de las mujeres con membranas intactas, al margen de la paridad o del estado favorable del cuello uterino.
• La dinoprostona y la oxitocina muestran la misma eficacia para inducir el parto entre las mujeres con rotura de las membranas, al margen de la paridad o del estado favorable del cuello uterino.
• No debe iniciarse la oxitocina en las primeras 6 h siguientes a la administración de prostaglandinas por vía vaginal.
• Cuando se utilice oxitocina para inducir el parto, la dosis recomendada en perfusión intravenosa1debe ser, al inicio, de 0,001-0,002 UI/min y se aumentará en intervalos de, al menos, 30 min, hasta que ocurran, como máximo, 3-4 contracciones cada 10 min (suele bastar con 0,012 UI/min); la velocidad máxima recomendada es de 0,032 UI/min (la velocidad máxima autorizada es de 0,02 UI/min).
1. La oxitocina debe emplearse en las diluciones habituales de 10 UI/500 ml (la perfusión de 3 ml/h proporciona 0,001 UI/min) o, si se necesitan dosis mayores, 30 UI/500 ml (la perfusión de 1 ml/h proporciona 0,001 UI/min).
La oxitocina (Syntocinon) se administra en perfusión intravenosa lenta con una bomba de perfusión para inducir o aumentar el parto, casi siempre combinada con la amniotomía. La actividad uterina debe controlarse con cuidado, evitando la hiperestimulación. Las dosis elevadas de oxitocina pueden ocasionar una retención excesiva de líquidos.
El misoprostol se administra por vía oral o vaginal para inducir el parto [indicación no autorizada].
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA HEMORRAGIA. La hemorragia por un aborto incompleto se puede controlar con ergometrina oxitocina (Syntometrine) por vía intramuscular; la posología se ajusta según el estado y las pérdidas sanguíneas de la paciente. Esta medida suele aplicarse antes de la evacuación quirúrgica del útero, sobre todo cuando se retrasa la cirugía. La combinación de oxitocina y ergometrina resulta más eficaz en las primeras fases del embarazo que cualquiera de estos preparados por separado.
Para el control sistemático de la tercera fase del parto se administran 500 µg de ergometrina más 5 UI de oxitocina (1 ml de Syntometrine) en inyección intramuscular en cuanto se expulse el hombro en situación anterior o, como muy tarde, inmediatamente después de la expulsión del bebé. Si no está indicada la ergometrina (p. ej., por preeclampsia) se puede administrar oxitocina en inyección intramuscular [indicación no autorizada].
En el caso de un sangrado uterino excesivo, se eliminarán todos los productos placentarios que queden dentro del útero. Los fármacos oxitócicos se utilizan, a su vez, de la siguiente manera cuando la hemorragia obedece a una atonía uterina:
  • • 5-10 UI de oxitocina en inyección intravenosa.
  • • 250-500 µg de ergometrina en inyección intravenosa.
  • • 5-30 UI de oxitocina en 500 ml de solución para su perfusión intravenosa con una velocidad que controle la atonía uterina.
El carboprost tiene un papel importante en las hemorragias graves posparto que no responden a la ergometrina ni a la oxitocina.